El guion de «Superstar», según Norman Jewison
Domingo de Pascua. Tarde en familia. ¿La película elegida? Jesucristo Superstar. Tras las últimas notas de la dramática y melancólica John Nineteen Forty-One, el negro de la pantalla da paso a los créditos finales. El silencio que envuelve los nombres del equipo detrás de la película me alcanza también a mí. Y entonces, lo veo: este camino aún inexplorado, este silencio que parece hablarme, puede conducirme al final de mi viaje. La respuesta, quizá, ha estado frente a mis ojos todo el tiempo: debo adentrarme en los registros y archivos de la producción misma.
¿Por dónde empezar? Pues por el primer crédito: «Dirigida por Norman Jewison».
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Norman Jewison (director) y Ted Neeley (Jesús) en el set de Jesucristo Superstar (1973) |
Norman Jewison fue un reconocido cineasta canadiense, con una trayectoria marcada por el riesgo y la versatilidad. No rehuyó los temas incómodos ni se limitó a un solo género: dirigió desde comedias ligeras hasta dramas sociales complejos, como In the Heat of the Night (1967), que abordó el racismo en el sur de Estados Unidos en plena efervescencia del movimiento por los derechos civiles —y que fue premiada con el Óscar a Mejor Película—. También asumió el desafío de incursionar en el género musical con Fiddler on the Roof (1971), una obra profundamente ligada a la identidad judía, donde abordó con sensibilidad el conflicto entre tradición y cambio. Fue durante el rodaje de esta última que Barry Dennen —quien interpretaba a Pilatos en el álbum conceptual de 1970 de la ópera rock Jesucristo Superstar— le entregó una copia del disco a Jewison. Fascinado con el material, el director comenzó a trabajar en el guion junto al letrista del musical, Tim Rice, aunque sus visiones divergentes —una más épica, la otra más simbólica y estilizada— lo llevaron finalmente a desarrollar el libreto junto al escritor británico Melvyn Bragg.
Mi siguiente paso, naturalmente, es buscar el guion de la película. Googleo “Jesus Christ Superstar screenplay” y, entre los primeros resultados, aparece un enlace a un documento de la biblioteca de la Universidad de St. Thomas, en Minnesota (Estados Unidos). Al entrar, me encuentro con una ficha bibliográfica. Y allí está:
Título: Jesucristo Superstar: … guion cinematográficoAutoría: Norman Jewison y Melvyn BraggEdición: Segunda versión revisada, finalEditorial/distribuidor: Script City, Hollywood, CaliforniaFecha: 14 de agosto de 1972 (según el documento mecanografiado)Extensión: 129 páginas (más 8 páginas preliminares); tamaño carta (28 cm)Idioma: InglésNota: Basado en la música y letras de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice
«Need help? Ask a librarian».
¡Bingo!
Lleno el formulario de ayuda —en inglés, por supuesto—, explicando que estoy realizando una investigación sobre la película Jesucristo Superstar y que necesito la lista de las obras de arte incluidas en la secuencia de 23 imágenes de la crucifixión, inserta en el tema «Getsemaní». Añado que, dado que me encuentro en Lima (Perú), me sería de gran ayuda si pudieran facilitarme esa lista por correo electrónico, en caso estuviera incluida en el guion disponible en la biblioteca.
Al día siguiente, recibo un correo de Janice Kragness, bibliotecaria de la universidad. En primer lugar, veo que me ha transcrito lo que encontró en las páginas 77 y 78 del guion de la película, que corresponde exactamente al segmento de Getsemaní que en esta serie llamo «secuencia pictórica de la crucifixión», y que en el libreto original aparece titulado como «Crucifixion Montage». Allí se describe el arte conceptual del montaje: una especie de guía sobre qué tipo de imágenes incluir y qué propósito o efecto transmitir:
«Al iniciar el puente instrumental con los metales graves, entramos en un montaje rápido de unas 23 tomas abruptas, con imágenes completas y detalles tomados de las obras maestras más impactantes —pinturas y esculturas— sobre el tema de la Crucifixión. Tomas de expresiones, de la mano clavada, de las heridas, de las espinas: durante estos 26 segundos, vemos cómo Cristo iba a morir, entonces y desde entonces. Es la agonía de la cruz. Tal vez termine con una Crucifixión muy moderna, construida con materiales actuales».
Janice no se quedó allí. Al no encontrar en el guion la lista de obras de arte que yo necesitaba, la buscó en internet e incluso en bases de datos de artículos académicos especializados. Pero tampoco tuvo éxito. Antes de despedirse y desearme suerte en mi investigación, me sugiere intentar contactar al equipo de dirección artística de la película o explorar los archivos de Universal Pictures, distribuidora oficial de Superstar. Con genuino agradecimiento, le hago la misma promesa que a mi aliada anterior, Kenza: escribirle cuando logre completar mi búsqueda.
No obstante que sigo atascado en el mismo lugar de antes, me siento más conectado que nunca con la secuencia pictórica de la crucifixión —o el «montaje de la crucifixión», como aparece en el guion original—. Al leer el manuscrito de ese segmento de Getsemaní, extraído directamente de la máquina de escribir de Norman Jewison y Melvyn Bragg, casi siento que soy testigo del instante mismo de su concepción creativa.
Antes de su estreno, preocupado por la reacción del Vaticano y de la Iglesia católica, el director organizó una proyección privada del filme para el papa Pablo VI. Tras verlo, este le dijo: «Señor Jewison, no solo aprecio su hermosa película de ópera rock; creo que acercará a más personas en todo el mundo al cristianismo que cualquier cosa que se haya hecho antes».
Algo más parece conectarme con Superstar: cuando comencé esta serie, en 2023, Norman Jewison tenía 96 años; murió al año siguiente. No sé si era consciente de que su película seguía generando preguntas, búsquedas y desvelos más de medio siglo después. Lo que sí sé es que su legado artístico —valiente, provocador, profundamente humano— sigue vivo en cada encuadre. Y quizá también, en cada búsqueda como la mía.
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