Observo mi lienzo virtual con las 23 imágenes de la secuencia pictórica de la crucifixión, con sentimientos contradictorios. Primero, una gratificante sensación de logro al verme al 91% de avance en mi viaje de reconocimiento de las obras de arte detrás de cada fragmento; cada pintura identificada ha sido una victoria, un destello de conexión con el vasto mundo del arte; pero pronto surge una inquietud al darme cuenta de que, en todo este largo proceso de búsqueda, en ninguna de las cientos de representaciones de la crucifixión que han pasado por mis ojos he podido ver algo parecido a las dos imágenes restantes. Esto me genera una preocupación silenciosa: ¿Y si no logro identificarlas? ¿Y si no puedo completar el rompecabezas? Intento sacudirme estos pensamientos negativos recordando cómo inesperadamente herramientas como Google Lens me han ayudado en el proceso. «¡Por ahí es!», me digo, con un renovado sentido de dirección.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

La Leyenda de Misti Túpac

El "¿sabías que...?" de la saga de La profecía

¿Quién le teme a Damien Thorn?