Yo voluntario

Tuve la oportunidad de participar en un programa de voluntariado, a través del área de Responsabilidad Social de la empresa para la que laboro. Me pidieron que escriba un pequeño testimonio sobre el impacto que el programa había tenido en mí y en mi vida; y no podía dejar de compartirlo en el blog:

Escogí una actividad de voluntariado que consideré afín a mi trabajo en la compañía. Conocer más acerca de lo que son las brigadas de emergencia y lo que hacen en caso de ocurrir un desastre (primeros auxilios, evaluación de daños, protección de la niñez, etc.), y luego llevar todo ese conocimiento a una comunidad vulnerable me pareció interesante, primero para mí, como Gestor de Continuidad del Negocio, y luego, importante para un asentamiento humano ubicado en la falda de un cerro, bajo condiciones precarias y de alto riesgo, como era el caso de “Andrés Avelino Cáceres”, en el distrito de Villa María del Triunfo.

A medida que el programa se desarrollaba, me iba dando cuenta de que todo ello podía hacer la diferencia, de que podía verdaderamente salvar vidas, de que las familias de la comunidad —aun sin estar del todo conscientes— necesitaban estar mejor preparadas para afrontar un desastre.

El domingo pasado cerramos el programa con un simulacro de sismo, en el que tanto las brigadas de la propia comunidad, como los voluntarios de nuestra empresa, después de varias semanas de organizar a la población, pusimos en práctica lo aprendido; y junto con niños, adultos y ancianos, ejercitamos la respuesta a la emergencia con entusiasmo y compromiso. Lamentablemente, no contamos con la participación mayoritaria por parte de los vecinos de la comunidad —lo que nos desanimaba un poco—, pero como me dijo un compañero voluntario, "esta es la primera vez tanto para ellos como para nosotros; aun si hubiesen participado dos personas nada más, esto ya habría valido la pena".
¿Y sobre el impacto que todo esto tuvo en mí? Pues dos cosas. Primero, la satisfacción de haber contribuido a mejorar la prevención y preparación ante desastres en una comunidad tan necesitada. Y segundo, las “ganas de más”: de aprender más para poder ayudar más; de hacerme de más tiempo para este tipo de actividades; y de que, lo más pronto posible, ¡lancen la convocatoria para el siguiente programa voluntariado!

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