Beatriz Merino: El conflicto social desde una perspectiva socialmente responsable

Hace unas semanas, mientras llegaba (tarde) a la maestría, me enteré por el Facebook que el profesor Percy Marquina había invitado a la directora del Centro de Responsabilidad Social, Emprendimiento y Sostenibilidad de Centrum para que nos de una charla acerca de la conflictividad social en el Perú. Como no pude llegar a tiempo para escucharla, luego de la clase, me acerqué a la oficina del docente para entregarle una tarea —la que me tuvo hasta altas horas de la madrugada—, y le comenté que me sentía apenado por haberme perdido la exposición. Se apiadó de mí y me invitó a escucharla por la tarde, junto a otro grupo de posgrado. Minutos antes de las 4 p. m., me acerqué al aula indicada, me ubiqué en la primera fila, y luego de unos minutos, el profesor ingresó al salón con la doctora Beatriz Merino.

Tener al frente a una mujer de tal calibre fue particularmente intimidante —la primera mujer peruana en graduarse de la Harvard Law School, la primera mujer Primer Ministro de Perú, la primera (mujer) Defensora del Pueblo; y por si fuera poco, ex senadora, ex congresista, y ex presidenta de la Asociación de AFP—: ¡A su lado, yo no pintaba ni un carajo!.

Mientras el profesor Marquina la presentaba, ella miraba a su auditorio con serenidad y firmeza, lo que me hizo acordar a la película por la que Meryl Streep acababa de ganar el Oscar a la Mejor Actriz, "The Iron Lady", sobre la vida de la primera ministra británica, Margaret Thatcher.

Beatriz Merino (64 años) inició su disertación acerca del orígen, naturaleza, dinámica y gestión del conflicto social —como "ventana de oportunidad" para el desarrollo y evolución de la sociedad—, con una revisión de la literatura existente:

Concepción
Si bien, el conflicto social es toda relación de oposición (lucha, desacuerdo, actitud hostil, violencia, estrés, temor) entre grupos sociales con objetivos contrapuestos; también es una forma natural y estructural de evolución social, ya que actúa como regulador (válvula de escape); bien manejado, un conflicto social puede ser un medio de cohesión social.

Causas
De acuerdo con la investigación realizada por la doctora, las causas de un conflicto social pueden ser ideológicas —conflicto de visiones—, psicológicas —relativas a los sentimientos morales, de injusticia, de maltrato personal, de menosprecio, de trato abusivo— y culturales —disputas entre diferentes estilos de vida, tradiciones, modos de vida de una colectividad—. De estos orígenes, el ideológico es el principal; mientras que el cultural es el más difícil de manejar y resolver pacíficamente.

Consecuencias y tratamiento
Las consecuencias de un conflicto social —sean estas políticas, ideológicas y/o culturales— dependerán del tratamiento por parte de los grupos participantes, y de la dinámica de desarrollo que alcance —desde un estado de simple disconformidad, a un estado de tensión o incluso la crisis acompañada de violencia—. En el caso extremo, los conflictos sociales deben ser gestionados tomando en cuenta que (1) ambas (o todas) las partes deben alcanzar sus objetivos; (2) el diálogo debe darse entre iguales; y (3) se deberá designar un moderador tercero (que goce de legitimidad para las partes) que facilite llegar a acuerdos.


Prevención
Como herramienta para prevenir un conflicto social, la doctora sugería la utilización de la metodología del stakeholder (ampliamente revisada en el curso de Ética y Responsabilidad Social Empresarial, con el profesor Marquina), ya que los grupos sociales en conflicto son en realidad grupos de interés (stakeholders) —dueños, empleadores, clientes, proveedores, accionistas, bancos, ambientalistas, el gobierno, comunidades, etc.—. La tarea esencial de la empresa, desde la perspectiva de la responsabilidad social con los grupos de interés, es mantener el equilibrio entre los derechos personales y los deberes de los trabajadores; entre los intereses de los accionistas y las expectativas de los consumidores; entre la preservación ambiental y las tecnologías de producción; entre la rentabilidad del negocio y la equidad de las utilidades; y entre los derechos de la iniciativa privada y la calidad de vida de los ciudadanos donde funciona la empresa.

La charla duró apenas una hora; sin embargo, sentí que había aprendido mucho. En lo particular; la visión flexible, pluralista, democrática del conflicto social que planteaba la ex Defensora del Pueblo me "sacó de cuadro"; trascendió. Al terminar, me acerqué para agradecerle al profesor por la consideración, y me despedí de la doctora Merino.

Me fui pensando en una de sus últimas frases... "la meta última no es que el conflicto se resuelva, sino que transforme".

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