Marchando contra el hambre infantil

El pasado domingo 21 de mayo, más de 760,000 personas en 118 países del mundo participaron en el Fight Hunger - Walk the World 2006 (El Mundo en Marcha contra el Hambre). En realidad, me enteré del evento un día antes, mirando el periódico, a través de la publicidad de un cuarto de página en la sección principal de "El Comercio". Nunca en mi vida había participado en una caminata ni nada parecido, así que terminé de decidirme el mismo domingo a las 7:30 a. m. Le pasé la voz a mi papá, José Garay Sr., y llegamos al punto de encuentro: el Circuito Turístico de Chorillos, frente a la playa Agua Dulce.
El evento fue organizado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), una agencia humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la más grande del mundo. En asociación con Peru Runners y con el auspicio de importantes instituciones, esta caminata se estaría uniendo a otras 419 alrededor del planeta, con el fin de sensibilizar al mundo acerca del grave problema de la desnutrición.

Más de 18,000 niños mueren diariamente en el mundo (más de 50 en el Perú), a causa de este mal. Gracias a los fondos recaudados de ese día, el PMA en nuestro país iba a poder alimentar a miles de niños en tres poblados del departamento de Huancavelica.

La caminata arrancó como a las 10 de la mañana. Se anunció la presencia, entre los más de 5,000 participantes, de Maju, Amanda Portales, Pedro Suárez-Vértiz, George Forsyth y otras importantes personalidades. Luego de una hora de recorrido —aproximadamente 2.5 km—, bordeando el Club Regatas, el Malecón Grau, pasando por el "Santo del Fraile", el túnel y de regreso hacia el Malecón Giusti, mi padre y yo llegamos a la meta. En el estrado los organizadores iban agradeciendo la participación e invitando a todos al show que se estaba armando; también iban comentando acerca de las últimas noticias de las otras caminatas en África y Europa.

Mientras caminábamos entre la multitud, por alguna razón, me sentía bien conmigo mismo. Recordé lo que alguna vez leí acerca de la importancia del servir como fuente de felicidad personal. Y no es que haya hecho gran cosa, pero me sentía "conectado" con una causa buena, y por un momento experimenté una sensación de optimismo para con la humanidad.

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