Huancayo: Erumbando al Huaytapallana
7:15 de la mañana.
No nos costó tanto levantarnos de la cama esa mañana. Como nos pasa cuando estamos de viaje, la emoción por salir a vivir aventuras, por conocer cosas nuevas, nos hizo dejar la guarida muy temprano, a pesar del frío de las primeras horas del día. Tomamos un taxi hasta el Mercado Modelo; había que desayunar pronto para luego tomar el tour. Caminamos rápidamente por los pasillos aún vacíos del mercado, en busca de la zona de los jugos. Al llegar, las vendedoras comenzaron a llamarnos con peculiar vehemencia, todas a la vez. Eso te sorprendió un poco… al final, escogimos el puesto de la señorita menos efusiva. Con mucha amabilidad, nos ofreció lo que tenía para preparar. Le pediste un pan con pollo deshilachado y un jugo de fresa con leche; yo, pan con queso y un jugo especial con malta. Salió treinta soles. Ya con la panza llena, nos fuimos caminando, a paso lento, desde el mercado hasta la plaza Huamanmarca, desde donde partiríamos hacia las alturas de Huancayo: el nevado Huaytapallana aguardaba por nosotros.
Llegamos a la caseta de la agencia de turismo Grupo Euro Andino, en la esquina oeste de la plaza, alrededor de las ocho de la mañana. Éramos los primeros en llegar, así que nos sentamos por ahí cerca a esperar. Seguía haciendo frío, pero estábamos bien abrigados: tú llevabas una casaca impermeable gruesa, de color amarillo; y yo, la chompa negra que solía acompañarme en mis andanzas por las montañas. El tour tenía un costo de cincuenta y nueve soles por persona; yo había hecho la reserva un par de semanas antes, pero quedaba un saldo pendiente así que aproveché en cancelarlo. Poco a poco fueron llegando los demás turistas, hasta que, cerca de las nueve, nos reunieron y nos guiaron hasta un minibús que estaba estacionado a pocos metros, con el motor encendido, listo para llevarnos hacia nuestra aventura.
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