Una cura que raspa (y otras razones para agradecer a Alanis Morissette)
Hay discos que no solo se escuchan. Se mastican, se tragan lento, como una píldora amarga que te raspa la garganta, pero que con el tiempo —como casi todo lo importante— termina curando.
El álbum Jagged Little Pill, de Alanis Morissette, fue eso para mí. No lo entendí del todo cuando se lanzó en 1995. Yo era joven, quizás más enfocado en otras cosas, quizás no tan dispuesto a sentarme con mis propias contradicciones. Pero las canciones estaban ahí, como semillas que uno ni recuerda haber sembrado, hasta que un día… algo florece dentro de ti.
Hoy, escuchándola de nuevo —a raíz de su presentación en Lima hace solo unos días, como parte de su World Tour 2025—, ya más cerca de los cincuenta que de los veinte, con algunos golpes, varias cicatrices y una familia que es mi centro, me doy cuenta de cuánto resuenan las letras de ese álbum ahora. ¿No es irónico que la Alanis de 1995 supiera cosas que yo recién estoy empezando a entender? Estas son cinco de esas frases que, con más canas y menos certezas, por fin me hacen efecto:
«What it all comes down to / Is that I haven’t got it all figured out just yet»
(Lo que al final importa… es que aún no lo tengo todo resuelto)
— de Hand in My Pocket.
Y no pasa nada. No saberlo todo es, quizás, el único signo claro de que sigo vivo, de que sigo aprendiendo. A veces uno dirige equipos, acompaña hijos, sostiene el corazón de otros… y aún así, se pregunta si está haciendo lo correcto. Pero ahí vamos, con la mano en el bolsillo… y con fe en el camino por delante.
«I’m broke but I’m happy / I’m poor but I’m kind»
(Estoy en bancarrota pero soy feliz. Soy pobre, pero amable)
— de Hand in My Pocket.
La vida no es un Excel. No se mide en saldo positivo o negativo. Lo importante —al menos lo que hoy valoro— no se cuenta en cifras, sino en abrazos, en presencia, en poder dormir tranquilo sabiendo que uno dio lo mejor que pudo, con lo que tuvo.
«You live, you learn / You love, you learn»
(Vives, aprendes. Amas, aprendes)
— de You Learn.
Me he equivocado mucho. He amado mal y también he amado de verdad. He dudado. Me he tenido que perdonar. Pero sobre todo, he aprendido. A veces a golpes. Otras, con risas. Pero siempre aprendiendo.
«Thank you disillusionment / Thank you frailty / Thank you consequence / Thank you silence»
(Gracias, desilusión. Gracias, fragilidad. Gracias, consecuencia. Gracias, silencio)
— de Thank U (*).
Porque uno no se hace fuerte evitando el dolor. Uno se hace fuerte atravesándolo. Agradezco mis caídas: me han enseñado a pararme mejor, a no tener miedo de mostrarme vulnerable, a no escapar de las consecuencias.
«It’s the good advice that you just didn’t take / And who would’ve thought… it figures»
(Ese buen consejo que no seguiste… y quién lo habría pensado… era obvio)
— de Ironic.
La ironía. Así es la vida. Nos da señales, nos lanza salvavidas, y nosotros —tercos como somos— solo las entendemos cuando ya es tarde. Pero, a pesar de todo, incluso ahí hay belleza. Hay humor. Hay humanidad.
Este post no es una crítica musical. Es un agradecimiento. A esa Alanis furiosa, sarcástica y lúcida. A esa voz que dijo lo que muchos callaban —y callan hasta ahora—. A esa mujer que, componiendo desde un rincón del valle de San Fernando, en Estados Unidos, tan lejos de la Lima de entonces, dejó caer —como una pequeña píldora difícil de tragar— verdades que me alcanzaron muchos años después. Porque mientras uno siga sintiendo con el corazón… entonces aún hay camino por andar.
Gracias, Alanis. Por la píldora. Por el rasguño. Por la cura.
-o-
(*) «Thank U» no es parte de Jagged Little Pill, sino del álbum siguiente, Supposed Former Infatuation Junkie (1998); pero la canción también me alcanzó… y me dejó una lección que no podía dejar fuera.
Comentarios