Totus Tuus

Enero de 1985. Verano. Sábado en la mañana. Mi papá nos despertó (a mi hermana menor y a mí) y, para variar, no nos dio mucha información acerca de a dónde iríamos. Subidos en el auto, nos dirigimos hacia el Campo de Marte; papá se estacionó en la avenida Salaverry. Mientras caminábamos hacia el óvalo Jorge Chávez (avenida 28 de Julio), me percaté de que había un montón de gente —jóvenes sobre todo—. Nos abrimos paso hasta donde empezaba el tumulto, en la esquina; y una vez allí, papá nos hizo leer lo que decía en el mosaico sobre el muro: "Totus Tuus".

Por aquellos días, todo mi entorno estaba saturado con el tema de la llegada del Papa Juan Pablo II al Perú. Y como, a mis diez años de edad, era un poco despistado, nerd, monse, no me quedaba tan claro lo que estaba sucediendo (o estaba a punto de suceder) en nuestro país.

La canción: "El taller del orfebre"

En las radios limeñas, la canción que interpretaba Guillermo Dávila, "El taller del orfebre", desde algunas semanas atrás, ya venía anunciando la llegada del Papa Peregrino —llamado así porque llegó a recorrer en vida casi 130 países—. Con motivo de la redacción de este post, pude descubrir —después de casi 26 años— que el título de la canción se debía a un libro que escribió el mismo Juan Pablo, cuando aun no era Papa, a fines de los sesenta; en el que comparte sus reflexiones acerca del matrimonio a través del drama, con algunos componentes sobrenaturales.

La cancioncita se me pegó, especialmente la estrofa, porque el coro la verdad que no me cuadraba:

En una calle de la ciudad, en medio de la ciudad
está el taller del orfebre.
En su balanza pesa metal, y siempre puede juzgar
la talla del corazón.
Es una autoridad en amor, y en sentimientos.

Descubre los secretos que tú, y nadie mas que tú
escondes dentro del alma.
Es un experto en felicidad, sabe tasar el dolor,
conoce la verdad.
Y cada noche encuentra la luz, de alguna estrella.

Aquí se perfila al personaje del libro, tal como lo resume la red social Lecturalia, "el viejo y sabio orfebre, figura central que invade totalmente la vida de los protagonistas. El cristal del escaparate de su tienda es un extraño espejo en el que se refleja el futuro de la pareja humana hasta la frontera misma del misterio, y su balanza no pesa el metal, sino toda la existencia del hombre y de su destino".

Mi abuelita Quecha

Yo estaba de vacaciones, así que casi todos los días visitaba a mi abuela, que vivía a tres cuadras de la casa. Ella era muy devota, y precisamente tenía en su cocina una imagen —en alto relieve— de Juan Pablo II, en la que resaltaba al pie una frase: "Organiza tu vida de manera que toda ésta pueda glorificar a Dios".

Recuerdo que, por aquellos días, mi abuela me la hacía leer, cada vez que la iba a visitar. Me explicaba que Juan Pablo la había escrito cuando era un joven sacerdote.

Creo que para ella, la visita del Papa debio haber sido como si viniera a Lima el mismo Jesucristo.

El mural de la avenida Salaverry

Como homenaje al Papa, la Municipalidad de Jesús María y el Club Lawn Tennis de la Exposición habían dispuesto utilizar la parte externa del muro ubicado en la primera cuadra de la avenida Salaverry para crear un mosaico de casi 500 metros de largo. Por coincidencia, uno de los últimos temas que habíamos tratado en el curso de Arte en el colegio era la técnica del mosaico.

En esa mañana de verano —la que refería al inicio de esta nota—, cientos de jóvenes de varios colegios y grupos parroquiales, se hicieron presentes para la gran tarea. Se había convocado también a diversas instituciones del distrito, así como a representantes de clubes y agrupaciones regionales de todo el Perú. ¿La razón? El mosaico estaría compuesto por veinticinco imágenes de 10 metros de largo, correspondientes a los veinticuatro departamentos y la provincia constitucional del Callao, en las que se representaría la historia, tradiciones y riquezas de cada uno de ellos.

'Apurímac' en el mural de la Av. Salaverry en homenaje a la visita de Juan Pablo IIMi papá era miembro de la directiva del Club Regional Apurímac, así que fuimos a buscar el espacio asignado al departamento natal de mi padre. Había un señor que dirigía a los que estaban colocando los trozos de cerámicas de colores, de forma que fueran componiendo el diseño artístico planificado. Al parecer, mi papá conocía a ese señor; así que lo saludó y le pidió el papel donde tenía dibujado el arte final. Nos lo trajo y nos lo mostró.
—¿Quiéren ayudar? —nos preguntó entusiasmado.
—¡Sí! —respondimos mi hermana y yo, al unísono.

Con mucho esmero, uno de los jóvenes nos explicó lo que había que hacer y pegamos dos o tres trocitos. En ese momento no fue una experiencia muy emocionante que digamos; sin embargo, hace poco leí que, por motivo de la beatificación de Juan Pablo II, la Municipalidad de Jesús María había organizado una jornada de limpieza y mantenimiento del tradicional mural. Me sentí particularmente tocado por la noticia: ¡yo mismo había contribuido a realizar esa obra!

'Apurímac' en el mural de la Av. Salaverry en homenaje a la visita de Juan Pablo II


El Papa en el Perú

Karol Wojtyla (1920-2005), por aquella época, el Papa Juan Pablo II (65), vino a nuestro país en febrero de 1985, en plena época del terrorismo. El periodista Miguel Humberto Aguirre narra su experiencia de hace casi 26 años, cubriendo este importante evento, en su blog.

Su llegada al aeropuerto Jorge Chávez fue transmitida en vivo por la televisión. La imagen que nunca olvidaré es la del Papa bajando del avión, poniéndose de rodillas y besando el suelo: "El mismo suelo que estoy pisando yo en este momento", me dije a mí mismo, admirado por esa muestra solemne de humildad.

Su visita a nuestro país duró cinco días. Además de la capital —Villa El Salvador incluido—, visitó Cusco, Ayacucho, Arequipa, Piura, Trujillo, e Iquitos; emocionándonos a todos con frases como "¡El mal nunca es camino hacia el bien!" en Ayacucho y "¡El Papa se siente charapa!" en Iquitos.
En su discurso de despedida, el 5 de febrero de 1985, Juan Pablo II pronunció un mensaje que parece tener vigencia aun en nuestros días:
Yo quería invitaros, antes de dejar vuestro suelo, a hacer de esa cruz de la Pasión el símbolo de vuestra fidelidad a Cristo y al hombre por Él. Frente a quienes os invitan a abandonar vuestra fe o la Iglesia en que os hicisteis cristianos; frente a quienes os invitan al materialismo teórico o práctico; frente a quien os muestra caminos de violencia; frente a quien practica la injusticia o no respeta el derecho de los otros.

Para favorecer estos objetivos ha venido el Papa al Perú. Desde aquí o desde lejos, él espera vuestra respuesta. Y entre tanto, con brazos de amigo os bendice cordialmente a vosotros y a todos los peruanos.
Veinte años después, a la edad de 84 años, luego de pronunciar sus últimas palabras —"Déjenme ir a la casa de mi Padre"—, falleció en Roma, producto de una septicemia y un colapso cardiopulmonar irreversible, agravado por su enfermedad de Parkinson.

Tony Meléndez, el hombre que emocionó a un Papa

Año 2006. Veinte años más viejo, un poco alejado de mis bases religiosas y atravesando una profunda crisis emocional, un buen día llegó a mi bandeja de correo electrónico el video testimonial de un tal Tony Meléndez. La historia de este cantante nicaragüense me impactó mucho; pero sobre todo, me sorprendió su encuentro con el propio Juan Pablo II en 1987 —a solo dos años de haber estado en el Perú—, en el que era evidente lo emocionado que estaba el Papa.





El Beato Juan Pablo Magno

En mayo de 2005 (a solo 41 días de la muerte de Juan Pablo II), el Papa Benedicto XVI anunció la dispensa del tiempo de cinco años de espera después del fallecimiento, para la apertura de su Causa de Beatificación y Canonización: iniciaba una nueva investigación diocesana en el Vaticano.

El milagro que se le atribuye a Juan Pablo II, y que permitió su beatificación, fue el de la curación de la religiosa francesa Marie Simon-Pierre, quien sufría de Parkinson, la misma enfermedad que padeció Juan Pablo II.

A inicios del presente mes, el Vaticano beatificó a Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro (Roma), en una ceremonia que duró tres días (450 mil asistentes, 800 sacerdotes repartiendo la comunión durante la ceremonia, y un presupuesto de 7.2 millones de dólares).

Para ser declarado Santo, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico, haría falta iniciar un nuevo proceso en el que se tendría que probar un nuevo milagro (posterior a la beatificación).

¿Y qué significa Totus Tuus?

Hace casi 26 años, en la esquina de la avenida Salaverry con la 28 de julio, esas letras en el mosaico sobre el muro, "Totus Tuus", no me decían nada; y la verdad que no me llamó tanto la atención como para averiguar qué significaba.

El mural de la Av. Salaverry en homenaje a la visita de Juan Pablo II

Aunque parecía obvio, la frase en latín significa "todo tuyo". Se trata del lema mariano (dedicado a la Virgen María) que Juan Pablo II propugnó durante su pontificado, dada la especial devoción que le profesaba.

Me es difícil comprender la dimensión espiritual de un hombre como él; y creo que en nuestros días, para la mayoría de nosotros, esa espiritualidad también puede resultar incomprensible; sin embargo, "todo tuyo" talvez sea la expresión que mejor podría describirla. Al menos, nos da una luz de lo que puede llegar a ser una vida plenamente dedicada a glorificar a Dios, como decía esa frase en el calendario de pared en la cocina de la casa de mi abuela.

En su juventud, Juan Pablo II escribió un poemario, el "Salmo renacimental" —pocos meses después de estallar la Segunda Guerra Mundial—, en el que se incluye el himno Magnificat: "he aquí, lleno hasta el borde, el cáliz con el fruto de la vid en Tu banquete celestial –yo, Tu siervo orante– agradecido porque misteriosamente hiciste angélica mi juventud, porque de un tronco de tilo esculpiste una forma robusta. Tu eres el mejor de todos, ¡omnipotente tallador de santos!".


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