Al infinito y más allá

¿Qué pasaría si los juguetes pensaran, hablaran y se movieran como nosotros? Estoy seguro de que a más de uno se le pasó por la mente esta pregunta y fantaseó más de una vez con esa posibilidad. Precisamente esta fue la idea fundamental que en 1991 llevó al equipo de escritores de Disney y Pixar, dirigido por John Lasseter, a crear una historia maravillosa llamada Toy Story.

Por estos días, se acaba de estrenar en todo el mundo la tercera parte de la saga; y el domingo pasado fuimos a verla con los "Chico' Locos". Toy Story 3 era, para mis hijos, la película más esperada del año; aunque debo confesar que yo también estaba emocionado por verla. Cuando terminó la pelicula, todos salimos más que satisfechos. Sin duda, un cierre con broche de oro.

Quince años atrás...

Allá por 1995, en Lima no había Cineplanet, Cinemark ni Multicines UVK: habían casas de alquiler de videos (VHS) y una que otra sala de cine de poca monta.

Por aquellos días Alfredo y yo éramos mejores amigos, vivíamos a tan solo unas cuadras de distancia y, entre otras cosas, nos unía una incipiente pasión por las películas —y sus bandas sonoras—.

Un sábado por la tarde fuimos al recién remodelado Cine Pacífico, en Miraflores. Se estrenaba una película para niños, pero que tenía el gancho tecnológico de ser la primera en realizarse 100% por computadora; su nombre, Toy Story. La verdad que yo no le tenía mucha fe; "Pixar" no me decía nada —esta era su primera producción—; y bueno, una película de Disney no era precisamente lo que un "chibolo" de veinte años busca un sábado por la tarde. Pero Alfredo quería verla, así que fuimos.

La sala del Cine Pacífico estaba de estreno; y me refiero a la sala como tal: la boletería, las escaleras con sus luces azules, los asientos, el ecran, todo era nuevo y bonito. Compramos la canchita, la gaseosa y nos sentamos a esperar que empiece la pela.

You've got a friend in me era la canción con la que iniciaba Toy Story —Randy Newman obtuvo una nominación al Oscar por este tema—; y poco a poco, mientras se desarrollaba la trama, me dejé cautivar por la fantástica historia de esos juguetes animados, por sus situaciones divertidas, por sus tribulaciones; y a pesar de mis veinte años, durante esa hora y media, me sentí como un niño. Para mí, Toy Story nos recuerda el valor de la amistad y la lealtad, a través de los juguetes.

Lamentablemente, y solo a veces, la realidad puede ser un poquito más dramática que la ficción. Después de algún tiempo, Alfredo se fue distanciando —nos fuimos distanciando—; ya sea por el trabajo, las enamoradas, luego las esposas, luego los hijos, luego los Estados Unidos, luego Corea del Sur, luego los problemas que a cada uno le tocó vivir. Y así, "Woody y Buzz" dejaron de ser mejores amigos.

Quince años después...

Hablando de cierres con broche de oro, la escena final de Toy Story 3 termina con un cielo azul con nubes, ¿de acuerdo? Apenas la ví, logré recordar algo que me remontó quince años en el pasado. Y es que así comenzaba Toy Story: una toma del papel tapiz del cuarto de Andy, justamente con un cielo azul con nubes. Por unos segundos sentí como si estuviera otra vez en la sala del Cine Pacífico; me acordé de Alfredo; me pregunté qué sería de su vida; y quise pensar que él, en algún lugar del mundo, seguramente se haría la misma pregunta, viendo esa misma escena.

Comentarios

E.M.López dijo…
Entrañable post, Amigo. A mí también me encantó esa película, confieso que la 3ª parte aún no la he visto porque en mi localidad no hay cine y toca esperar hasta que esté en alquiler, pero bien me has recordado la primera vez que la vi, estaba de viaje por las islas Baleares y aunque al principio no me llamó mucho la atención, terminé encantadísima e incluso unos meses despues, mi acompañante me regaló los muñequitos de la película, y eso que yo ya estaba bien grande como para esos regalos!! jejeje.

SALUDos y besos. Me encantó leerte de nuevo.
Anónimo dijo…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo…
No pienso perderme la última de Toy Story!

Vi la primera hace años y me gustó muchísimo, casi más que a un niño. Te aseguro que disfrutaré de esta última.

Gracias por recordar algo tan divertido y simpático.

Un beso tierno y dulce para ti.


** MARÍA **
Anónimo dijo…
Creo que la historia que compone Toy Story está llena de simbolismos. También creo que es una película que tiene el poder de poner en juicio algunos pensamientos. Y como lo pudiste vivir, Toy Story es un cuento infantil muy realista, quizás por eso me enganché la primera vez que la vi, que fue a los 4 años, y ahora que tengo 17 puedo decir que me fascinó.
Siempre pensé que las mejores películas sólo deben funcionar una vez, pero Pixar me hizo cambiar de opinión: Toy Story es de las pocas historias que se engrandesen en sus distintas secuelas.
Un saludo y al infinito y más alla!

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